viernes, 21 de septiembre de 2012

Una noche de marzo


Una noche de marzo, Andrés tomo la decisión de escribir el último cuento de su vida. Eran casi las doce, cuando el maullar de un gato le trajo a la memoria, el recuerdo de sus días de juventud; con claridad y lucidez recordó la primera vez que beso a Mel, su primer amor, el recuerdo le invadió de tanta alegría y nostalgia que una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro. 
Andrés fue un joven feliz, recibió la mejor educación y ejemplo que sus padres pudieron darle, era responsable, siempre de los mejores promedios en su salón e incluso, en los momentos de turbaciones se acercaba a quienes en verdad amaba en su familia.
Al recordar a Mel, se dio cuenta que, en casi todas las ocasiones fue transparente y fiel a sus ideales, cosa que aprendió de sus padres, pero en algunos momentos su temor a no ser aceptado por quien era en realidad, le llevaron a crear una doble vida en apariencia.  Él amaba a Mel, pero en el fondo, sentía un impulso distinto por vivir en libertad como hacían los son como él; jóvenes que viven de una vida profesional, una pareja a quien aman,  que disfrutan del arte y la música, y que aceptan que al amor en libertad no discrimina ni enfrasca, sino que, se transmite y cambia lo que toca. 
En esa noche de marzo, Andrés tomo la decisión de escribir el último cuento de su vida.  Eran casi las doce con treinta, cuando escribió:
Papá…, no tienes la culpa de quien soy, simplemente soy; como decía Neruda:
(…) un gato quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola…

Andrés tenía tantas ideas, tantos deseos, tantas palabras por decir que, las experiencias de su vida habrían sido mejores, si tan solo en una noche,  cuando las estrellas tiritan sobre el firmamento oscuro y transparente, hubiese abierto las puertas de la confianza a su padre.

-          Aun no es tarde, replicó una voz,
-          Aunque no estén quienes en verdad amaste
Su corazón palpitaba como un volcán intentando escupir las palabras que por años había callado, intentó calmarse, pero su anhelo de libertad, le llevaron a escribir:
Con esto digo que soy un joven común, me gusta la música, la lectura, la vida, el juego.  Un joven común a quien le atrae la diversidad, un joven común que trabaja, sueña y escribe.  Un joven común que piensa que en la diversidad del hombre y la mujer le dan la plenitud.  Que piensa que puede ser feliz con ella, pero que, también puede serlo con él.
Es tu hijo, quien se siente dichoso de serlo, aunque sea un poco distinto al joven común que transita por las calles.  Es tu hijo quien te agradece y espera ser aceptado por ti.
En una noche de marzo, cuando las parcas viajan para dar la tranquilidad, Andrés escribió su último cuento.  Narración que espera dar al hombre, el descanso que solo un padre le puede dar……

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