A
través de la ventana puedes ver como las personas llevan su vida con tal prisa,
que no se detienen por ningún motivo para observar como es en realidad el ser
humano. No se detienen para ver la
complejidad y la belleza que poseen. No dan un segundo por nada ni por nadie,
aunque la vida misma este en juego.
-
¡Bastardos!
Grita
tu abuela en el fondo de la habitación, se siente sola, el tiempo ha pasado ya,
no tiene fuerzas para caminar, se ve obligada a usar una silla de ruedas. Su cara arrugada refleja la vida dura y de
mucho esfuerzo que llevó para poder alimentar y educar a sus hijos. La Segunda Guerra hizo grandes estragos en
las familias de sociedad. Ella está
muriendo, ¿acaso no lo ves? Sigues necio pensando que algún día pueda
recuperarse. Iluso, vives construyendo
castillos irreales y utópicos de felicidad y paz. Sabes que morirá, por qué no terminas con ese
sufrimiento de una vez. Es tan fácil. Solo necesitas algunas gotas de arsénico
y luego Hades se encargará de ella. ¿No
te enfada como saber que Dios no ha hecho nada por cuidar a “su creación”? Es
tan duro ver como tiene que vivir de la caridad de los otros, en el fondo
intentas buscar algo de amor, para tan siquiera, cuidarla por alguna razón;
pero te avergüenzas de ti mismo, porque no encuentra nada que te lleve a
amarla. Que difícil es darse cuenta que
en toda la vida existe una dependencia del otro. Que difícil es ver a través de la ventana
como las personas llevan su vida con tal prisa que no se detienen ningún segundo
para observar como es en realidad el ser humano. Realidad cruel y seca que arruga la vida del
hombre como una pequeña pasa que se ha secado con el tiempo, y que en muchos
casos no ha servido más que para ser indiferente a la vida de los otros, a la
vida propia, a la existencia en general.
-
¡Mis niños!
Grita
tu abuela en el fondo de la habitación. Ves que lleva puesto aquel vestido de
flores azules que resaltan sus hermosos ojos de cielo. Ves sus mejillas rosadas y cálidas que alguna
vez besaste con tanto cariño, que solo el hecho de pensar que ella te
visitaría, te dejaba despierto la noche anterior, como esperando que ver a Papá
Noel bajar de la chimenea del recibidor.
Recuerdas los grandes carritos de madera con aquellos colores brillantes
que te llevaba cada vez que regresaba de Francia. Está viva, ¿acaso no lo ves? Te ama, tú la
amas. Dentro de ti reconoces este sentimiento, no te es ajeno el deseo de
ayudarla por amor, no te extraña en calor con que la recuerdas.
-
Abuela ¡Te amo! No, no te vayas…
El
silencio de la habitación te perturba, te lástima porque sientes remordimiento
por lo que pudiste hacer y no hiciste, ya es tarde, para qué lloras. Para que pides a la figura etérea de Dios que
la ayude, que la salve, que te perdone, o que tan solo le de fuerzas para que
su mano toque tu rostro como signo de reconciliación.
Solo
está su cuerpo, no sabes si existe un mundo eterno. No sabes si pedirle a Dios (con el nombre que
sea) o simplemente inmortalizar sus enseñanzas para que su espíritu no muera. Ya
no está contigo, déjala, no llores. Saca
el cuerpo. Limpia la sabana. Regala las medicinas y su ropa. No llores, es debilidad llorar por lo que no
pudiste hacer. No puedes redimiré ya, regresa a la ventana y ve pasar a las
personas que como tú son indiferentes al otro, a los sentimientos, a la
eternidad, a sí mismo, a la existencia.
A
través de la ventana puedes ver como las personas llevan su vida con tal prisa,
que no se detienen por ningún motivo para observar como es en realidad el ser
humano. No se detienen para ver la
complejidad y la belleza que poseen. No dan un segundo por nada ni por nadie,
aunque la vida misma este en juego.
Los
de afuera no saben ni se dan cuenta de la soledad de tu habitación, no existes
para ellos; tu abuela, sus palabras inmortales no son nada para ellos, porque
no existen en sus mundos. ¡Maldita
indiferencia humana!
Ves
el parque que está al frente.
Las
mariposas juguetean en el aire. Los
insectos construyen colonias, buscan comida, colaboran y los hombres que los
rodean destruyen ciudades, aniquilan sueños, pisotean personas, exterminan la
vida con su indiferencia empedernida.
Los
niños saltan felices en el parque, como un encadenado Prometeo lo haría al
verse libre de la prisión donde encerrado está por dar al hombre las
herramientas para su vida libre. La risa
inocente de los chiquillos llenan el aire de un olor a algodón de dulce, tal
olor impregna a una pareja de ancianos que sentados en una banca, abrazados,
viendo la vida pasar; recordando a sus hijos, a sus amigos, a sus amores. Son
dos ancianos felices, parecen ser héroes que han luchado en grandes combates y
que han construido con su propio esfuerzo y valentía fortalezas que solo sus
cuerpos arrugados pueden entender. Parecen dos jóvenes que viven día a día el
acto de entrega por amor, como que fuese la primera vez. Como el momento en que la luna y el sol
unifican sus celestes cuerpos y dan origen a un delicado, suave, ligero y
perfecto aro de luz que es símbolo manifiesto de intimidad perfecta.
Del
otro lado ves a una pareja de jóvenes invocando a la Diosa de la espuma del mar. Sus labios, sus pechos
inflamados de deseo y el bailar de sus cuerpos son ofrendas en vasijas para la
diosa de la sensualidad, de la belleza, del amor. Puedes ver como esos seres llenos de ímpetu,
de fuerza, de deseo buscan consumar su amor en un símbolo perpetuo que les
permita forjar juntos la llave de la felicidad en medio de los desaforados
soplos de Eolo, que les permita formar un lindo hogar incluso en el centro de
las fulgurantes centellas que abren paso a la tormenta. Y es entonces cuando te das cuenta que, solo
el amor y la pasión son los únicos medios que tiene el ser humano para seguir
siéndolo. Y que por medio de ellos, será capaz ser un caballero de brillante y
resistente armadura para cambiar su mundo y el de los demás.
“Como
un libro que no sabes el final y te asusta lo que lees así la vida es. Cuando
naces ya te expones al dolor y de a poco y con valor logras crecer. Como un libro el corazón, nos enseña que hay
temor que hay fracasos y maldad, que hay batallas que ganar y en cada página el
amor, te convierte en luchador y descubres lo común; no hay un héroe como tú.
Son muy pocos los que se arriesgan por amor pero tú tienes la fe y eso lo es
todo. No decaigas, el vivir es aprender y no hay nada que temer si crees en ti”.
Sientes
que te falta el aire, has reflexionado mucho. Dejas de ver la ventana, sales de
la habitación, vas por el pasillo, bajas las escaleras, llegas al recibidor,
abres la puerta y sales de casa.
Respiras con profundidad, sientes como el aire entra en los orificios de
tu nariz, sientes como pasa por tus vías respiratorias y como se llenan poco a
poco tus pulmones. Estiras los brazos y
decides caminar, no sabes a donde, no te interesa saber, solo quieres caminar y
ver.
Es
primera vez que en tus 27 años te das tiempo para reflexionar sobre la vida, y
lo que significa vivirla en verdad con amor y pasión. Ya no eres el mismo de hace algunas horas,
ahora eres más sensible a lo cotidiano y a lo sobrenatural; percibes el mundo
de forma distinta.
A
lo lejos escuchas una canción, no sabes de dónde viene, aun está muy lejos para
entender la letra; a medida que te acercas vas comprendiendo los sonidos y las
palabras, es entonces cuando escuchas:
“You don't have to feel like a waste of
space. You're original, cannot be replaced. If you only knew what the future
holds. After a hurricane comes a rainbow.
Maybe your reason why all the doors are
closed so you could open one that leads you to the perfect road. Like a
lightning bolt, your heart will blow and when it's time, you'll know”
Así
como la lluvia de meteoritos de 1833 conmocionó al mundo entero, estas estrofas
mandaron una lluvia de imágenes a tu mente que te hicieron pensar en los
enfermos de cáncer que se enfrentan a la muerte a cada segundo que en
diferencia los recién nacidos esperan vivir experiencias gratas en esta
realidad. Pensaste en los que no tienen alimentos, en los que viven injusticias
raciales, en los discriminados por género y preferencia sexual; en los adictos
a las drogas, el alcohol, las cosas, las personas, al sexo; en los narcisistas,
en las personas con defectos físicos y me te diste cuenta que todos esperan a
un Mesías que venga para salvarlos de la realidad a la que han caído a causa de
sus propias decisiones.
No
solo se trata de indiferencia, sino, de tomar decisiones con responsabilidad,
muchas de las personas que sufren en el mundo lo hacen porque lo han decidido;
hay alguno que, por el contrario sufren por los funestos acontecimientos que
las acciones de otros provocaron accidentalmente en sus vidas.
Cada
hombre debe ser consciente de los efectos que producen las decisiones que
toma. De repente, sientes un viento
suave, como el soplo de un sujeto que sabe que piensas y que sientes; el viento
lleva consigo una hoja blanca de papel, el volar de la hoja es detenido por la
suela de tu zapato izquierdo, esperando ser leída por ti.
La
hoja tiene escrita la siguiente frase:
¨Toda alabanza pertenece a Dios
solo, Señor de todos los mundos. El Clemente, el Misericordioso, Dueño del Día
del Juicio. A Ti sólo te adoramos y a Ti solo imploramos ayuda. Dirígenos por
el camino recto, el camino de aquellos a quienes Tú has concedido Tus
bendiciones, de los que no han incurrido en Tu enojo y de los que no se han
extraviado. Amén.¨
No
crees en Dios, pero lo que has experimentado en tan poco tiempo te lleva a, por
primera vez desde tu niñez, leer detenidamente cada una de las frases.
“…El Señor de los mundos…” repites
para ti mismo, te das cuenta que si, en todo caso, existiera un Dios; este no
tendría la culpa de lo que le suceden a los hombres. Y te preguntas ¿Qué gana el ser humano al
creer el Dios? “…A Ti sólo te
adoramos y a Ti solo imploramos ayuda. Dirígenos por el camino recto, el camino
de aquellos a quienes Tú has concedido Tus bendiciones, de los que no han
incurrido en Tu enojo y de los que no se han extraviado. Amén” ¿Acaso el hombre necesita creer en algo para
poder ser feliz, necesita creer que hay alguien que lo va a proteger y librar
del mal de las malas decisiones tomadas por sí mismos?
De ser así, ¿de dónde debe de provenir el Mesías
para la humanidad? ¿Del Olimpo como Prometeo? ¿De la partogénesis de una mujer?
O ¿De uno mismo?
Tú
conoces la respuesta, sabes que los humanos nos extraviamos en el camino,
necesitamos una guía, pero el verdadero héroe debe estar en uno mismo.
Al
ver esto decides regresar rápidamente a casa, como para contarle al mundo tu
descubrimiento (Sabes que el casa no hay nadie, pero, aun así decides corres
para llegar pronto). A medida que corres
sientes el viento frotar tu rostro, te sientes cada vez más ligero, sientes que
te elevas, poco a poco tus pies se despegan del suelo y comienzas a flotar en
el aire. Es una sensación diferente,
pero no te asustas, es más, sientes como haberlo experimentado antes. Manipulas a la perfección la ausencia de
gravedad, puedes dirigirte a donde quieres.
Puedes viajar tan rápido como la luz, te sientes ligero y veloz como un
ave. De pronto, ya no tienes prisa por llegar, ahora quieres viajar tan rápido
por todo el mundo observando como la gente decide vivir, como la vida pasa
frente a ti en cuestión de instantes.
Tu
nueva condición, te lleva a ver el mundo con otros ojos. Ves la vida entera de cada hombre y mujer
sobre la tierra. Los conoces, te
identificas con ellos; con su trabajo, con sus anhelos, con sus experiencias, y
sobre todo con su inclinación a amar hasta lo que la razón le permanece oculto.
La
creación más compleja de la natura se muestra ahora, débil, no por impotencia
ni por falta de carácter, sino débil por amor, capaz de sacrificarse
incondicionalmente por sus objetivos.
Percibes que el hombre no es solo un elemento vivo que actúa por
sobrevivencia, sino que, es un ente capaz de actuar por autentica bondad y sin
interés. Te das cuenta que el hombre
siempre busca la verdad y por tal razón, siempre cuestiona todo lo que vive.
Ves a la autenticidad rodear a las personas, infundiéndoles el valor y la identidad
de un intrépido guerreo que será capaz de actuar, cuando se encuentre a sí
mismo.
Ves
que al lado de cada hombre hay seres que como tú, conocen las inclinaciones
personales, algunos de ellos animan las buenas acciones otros las contrarias,
pero la última palabra la tienen los seres de tu mundo.
En
ese momento aparece una luz tan brillante que te ciega, su luz es tan fuerte y
el calor que emana de ella es tan absorbente que siente perder el equilibro, y
vas perdiendo fuerza tan rápido que sientes que caes a un vacio…
Te
despiertas enseguida, has dormido toda la tarde. Recuerdas claramente tu sueño
y te levantas con un sentimiento de aceptación y tranquilidad que recorre
suavemente tu interior. Te levantas, vas al lavado y se echas agua sobre el
rostro, te secas y sales de tu habitación. Caminas en el pasillo, bajas las
escaleras, cruzas a la derecha, llegas a la cocina y ves a tu abuela querida en
su silla de ruedas con la bella sonrisa con que te miraba cuando eras un niño.
Llegas
con ella, le das un abrazo tan fuerte que ella con un gesto lleno de sarcasmo
te dice: ¿Acaso, me abrazas porque piensas enterrarme pronto? Hay un
intercambio de sonrisas y sales rumbo al parque.
Al
salir ves a los chiquillos saltar y correr libres por el parque, a una pareja
de ancianos que abrazados recuerdan su vida, a unos jóvenes enamorados que
esperan vivir a plenitud sus experiencias, y la brisa del aire te invita a
querer ser diferente de cómo has sido hasta ese momento. Entonces, dices:
- El
amor, me convierte en luchador no hay un héroe como yo.